RUGBY PUMA
No hay más apelativos de hazañas; la Argentina no es más una revelación; como en todo el torneo, confirmó que se trata de un equipo maduro.
PARIS.– Cuando ocurren acontecimientos como éste, hay una tentación de hablar de historia, pero esto es presente puro. Hay que disfrutar esto, el momento, el presente increíble de los Pumas, que están entre los cuatro mejores seleccionados del planeta. Así de claro. Y por eso es único, riquísimo para el rugby argentino en su conjunto. Se produjo una cadena de acontecimientos para que ahora lleguen a semifinales. Es algo realmente maravilloso, totalmente merecido. Esta es una aventura descomunal, pero la Argentina ya no es una revelación, una hazaña. Los Pumas ya están entre los grandes del mundo. Puede gustar o no el juego. Pero se trata de un modelo pura raza argentina, se gana así y los rivales todavía no pueden resolver lo que propone la Argentina. Ninguno de los equipos que enfrentó al seleccionado no pudo ver el camino para vencerlo. Al equipo lo vi en un 80% de su rendimiento y le alcanzó, contra un Escocia que no propuso juego y al que no se lo veía con ganas de ganar. La estrategia fue jugar como la Argentina en el primer tiempo. Y no era el camino tácticamente, para mí se equivocó. En algún momento mostró destellos de rugby de pases, de atacar los espacios, con más personalidad, pero en general fue inferior. Y digo que la Argentina jugó al 80% y eso me parece positivo. El equipo adquiere cada vez más madurez, serenidad, personalidad, se está haciendo grande y puede darse el lujo de no dar el 100%. Esto no se veía antes. Y por eso me da la sensación de que se guardaron cartuchos para la semifinal con Sudáfrica.Esto me la razón respecto de que nunca se precipitaron. En ningún momento perdieron el control ni la serenidad, aunque quizás hubo un poco de preocupación en el final. Pero nunca los desbordaron. Y eso es madurez.Antes del Mundial me imaginaba que podían llegar a las semifinales. Pensaba que se clasificaban primeros, como luego hicieron. Es más: estoy convencido de que podemos ser los mejores del mundo, si tuviéramos la estructura profesional que se necesita. Es un largo camino que venimos transitando diferentes camadas, con transiciones, con diferencias, con polémicas. Pero en los últimos se pensó en el juego, y eso es mérito de Loffreda y de una generación que se hizo muy fuerte en las adversidades. Pudimos aprender de los demás. Tomamos las lecciones del profesionalismo del rugby europeo, con la experiencia de cada uno y la personalidad y seriedad del entrenador.Ahora toca Sudáfrica, que es uno de los tres mejores equipos del mundo. Es otro partido, que hay que preparar y analizar bien. Habrá que ver si la Argentina sigue jugando de esta manera, con un juego de presión en toda la cancha, con puntos de encuentros eficaces, donde se llega antes que los otros. Donde los dos o tres limpiadores hacen un laburo minucioso y con vehemencia; por eso se mantiene esa pelota y podemos trasladarla donde ellos quieren, con el pie o con las manos. Con un Hernández que se asienta cada vez más como Nº 10; cada día tiene más confianza para su talento, que lo usa para él y para el equipo.A esta altura, no hay motivo para cambiar el estilo. Se gana, y punto. Pero le pueden meter otras opciones a su juego. Deberán analizar si a Sudáfrica se lo puede quebrar por afuera, con las manos. La marca registrada de la pasión, de la defensa, de la personalidad, eso está. Se puede agregar un juego más ofensivo, analizándolo.Sea como fuere, hay margen para seguir soñando. Los partidos son todos diferentes, y esto es una semifinal. Acá los de negro eran invencibles y perdieron. ¿Por qué no se puede dar otra sorpresa? Sí, se puede, no es imposible. Es cierto: los sudafricanos crecieron y están con hambre, son durísimos físicamente. Pero a los Pumas se los ve firmes. Se le puede ganar a Sudáfrica. Además, nada sería más lindo que jugar otra vez con Francia, en la final. Pero ésa es otra historia. Este equipo ahora se merece disfrutar este presente.
