lunes, 22 de octubre de 2007

Nuestro Juego

RUGBY PUMA

Se criticó el juego argentino, pero todos se aferraron a la táctica que convenía en este torneo; los Pumas también pueden jugar de otro modo.
PARIS.– Hay varios cambios, entre las lesiones y algunas decisiones de Loffreda, pero la elección de jugar con muchos titulares fue la correcta. Sé que después de perder la semifinal, ese mismo día, más de uno pensó: “Se terminó todo”. Pero pese al dolor de la derrota contra Sudáfrica –que todavía les dura a algunos– y aunque fue menos de una semana el tiempo para la recuperación, éste es un partido importantísimo por un par de motivos. 1) El prestigio: se está jugando nada menos que un tercer puesto en el mundo del rugby y no es poca cosa para la Argentina. Hay que ratificar todo lo que se hizo en esta Copa. No tiene que ver con el resultado únicamente. Se debe demostrar que no fue una casualidad ganarle a Francia en la inauguración. Es el mejor Mundial de la historia para los Pumas y hay que terminarlo a lo grande, haciendo el mejor partido posible. 2) Los retiros: algunos jugadores con una gran trayectoria, como Agustín Pichot u Omar Hasan, estarían jugando su último partido con la selección. Por un lado, es bárbaro que ellos tengan una despedida de esta jerarquía, porque se la merecen, y por lo tanto, el equipo debe acompañarlos con una actuación a la altura de las circunstancias. Es una lástima que no pueda jugar Gonzalo Tiesi, porque otro de los motivos por los que tenía mucho valor este test era la inserción de algunos jugadores que van a tomar la batuta en el futuro. De todos modos van a estar Alberto Vernet Basualdo y Federico Martín Aramburú. Y también va a servir para que se siga consolidando Horacio Agulla.Son muchos motivos, así que hay que dejar de lado el golpe del domingo último y seguir adelante, con las mismas ganas. Esta aventura empezó con Francia y se tiene que terminar con Francia con la misma actitud del primer día.Otra cosa que me gustaría comentar en esta columna, ahora que se está terminando el Mundial, es algo que escuché esta semana. Sé que en la Argentina causaron malestar algunas declaraciones de Clément Poitrenaud y de David Campese, en las que cuestionaron el estilo de juego de los Pumas.En realidad, creo que lo que se vio en Francia no fue la consolidación de un estilo argentino, sino la consolidación de un gran equipo argentino. Los Pumas eligieron esta forma de jugar por eficiencia, porque era la que más le convenía en este torneo. Pero eso no quiere decir que son limitados para otros estilos. Pueden jugar a otra cosa. Hubo estudios sobre el juego que llevaron a los entrenadores a decidirse por esa táctica. Es más, después la mayoría imitó la estrategia argentina. El Mundial se fue argentinizando. Nadie tomó riesgos con un planteo de pases dinámico. Tal vez Fiji, pero porque ésa es su cultura, su identidad y juegan al seven con 15. El resto de los equipos prefirió ser menos vistoso, poco brillante y bastante mezquino. Ni siquiera Sudáfrica propuso nada del otro mundo. Contra la Argentina apostó al error y ganó por fuerza física y velocidad. Lo que ocurre es que resulta más fácil hablar desde afuera, pero cada uno debería mirar su propio equipo para saber si se evitó hacer lo que se critica.Este fue el Mundial de la presión. Se hizo hincapié en la parte defensiva y en la táctica; en el juego sin la pelota. Esto quiere decir, usar mucho el pie y defender atacando. Grandes estructuras defensivas, sincronizadas, con una gran coordinación entre la primera, la segunda y hasta la tercera línea de marcas. Un juego muy táctico. Algunos se adaptaron bien a esa idea; otros, no. Los Pumas se destacaron como pocos en eso y hoy están entre los cuatro mejores el mundo.

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