lunes, 22 de octubre de 2007

Luego de su conquista, Los Pumas arribaron a Ezeiza



RUGBY PUMA





Sintieron el calor de la gente incluso antes atravesar la última puerta que los ponía de frente a sus familiares y la prensa. Los jugadores ni siquiera podían ver a las 300 personas que, eufóricas, esperaban la salida de los guerreros en Ezeiza.
Entonces los Pumas pusieron un pie en suelo argentino con el mismo fervor que mostraron en cada partido a través de las pantallas de televisión. Y salieron cantando, a los gritos: "¡Vamos, vamos, Argentina!", "¡cada vez te quiero más!" y "¡el que no salta es un francés!".
"Quisimos volver al país para vivir de cerca todo lo que nos habían contado mientras estábamos allá. Esto es impresionante", dijo Mario Ledesma, que juega en Clermont, de Francia, pero que sintió que era una obligación volver con su gente al menos por unos días.
A las 22.05, los 19 jugadores del equipo argentino que volvieron ayer al país, más el cuerpo técnico, comenzaron a bajar del avión.Vistieron la ropa oficial de la Unión Argentina de Rugby: trajes grises, camisas blancas y corbatas rosas. La llegada fue por la terminal B, pero el equipo se trasladó luego al un sector en la terminal A, que se acondicionó especialmente, con el fin de ordenar el regreso. En el hall de entrada se puso un vallado para separar al público. Puertas adentro, el plantel dispuso de una sala especial donde se encontraron con sus seres queridos y, un rato después, se movilizaron a un sector contiguo donde charlaron con la prensa. Anoche regresaron Agulla, Albacete, Rimas Alvarez, Manuel Contepomi, Durand, Ignacio y Juan Fernández Lobbe, Nicolás Fernández Miranda, Hasan, Ledesma, Leguizamón, Longo, Martín Aramburú, Ostiglia, Roncero, Scelzo, Senillosa, Serra y Todeschini. Unas horas antes, al mediodía, habían vuelto Ayerza y Vernet Basualdo.
Agustín Pichot y Juan Martín Hernández llegarán al país mañana, a las 7.50, en un vuelo de Air France. Ellos dos, junto con Lucas Borges, Felipe Contepomi y Martín Schusterman participaron ayer de la gala anual de premiación de la IRB, en la que se entregaron las distinciones a los más destacados de la temporada (ver página 14). En tanto, Esteban Lozada (viajó a Toulon), Tiesi, Corleto, Borges y Schusterman se quedaron en Francia por compromisos personales; Santiago González Bonorino viajó a Italia (juega en Almaviva Capitolina), y Felipe Contepomi se irá hoy a Irlanda, para sumarse a los entrenamientos con su equipo, Leinster, que el viernes próximo jugará por el certamen provincial ante Ulster.
Aunque había prevista una charla con la prensa, fue difícil separarse de los afectos. Hay que recordar que muchos no se veían desde hace tres meses, cuando comenzó la gira previa a la Copa. "¡La rompiste, la rompiste!", decía emocionado el papá de Horacio Agulla mientras abrazaba a su hijo, que seguía hablando con la prensa: "Este recibimiento es increíble. Inolvidable". Entre tanta emoción, Marcelo Loffreda econtró la manera de seguir son sus análisis, especialmente cuando se refirió a la semifinal con los sudafricanos: "Históricamente siempre fueron superiores a nosotros, pero estábamos en condiciones de ganarles igual. El tema es que cometimos muchos errores y ellos tuvieron un gran oportunismo", dijo.
Afuera seguía esperando el público. Había muchos chicos con las camisetas de los Pumas. Bombos, posters, banderas, cantos, festejos. Y cuando salieron los jugadores, el ruido fue ensordecedor. Personal del aeropuerto se movía nervioso de un lado a otro con la intención de reforzar el vallado y evitar un desborde. Juan Fernández Lobbe seleccionaba los cantos entre los rugbiers, la gente seguía con los suyos: "¡Y dónde está Chabal, y dónde está Chabal!". Una de las mayores ovaciones se la llevó Marcelo Loffreda.
Es posible que 300 personas no sean muchas después de semejante actuación de los Pumas en un Mundial. Pero en el clima de exitación fue imposible que los jugadores se prestaran en ese momento para firmar autógrafos o sacarse fotos con la gente. Volvieron a comer algo con sus familiares. Algunos fanáticos comenzaron a desconcentrarse, pero muchos se quedaron esperando la salida de los deportistas. Entonces, cuando los Pumas caminaron hasta sus automóviles, los que esperaron tuvieron su recompensa.
Entre los preparativos para la llegada de los Pumas, en Ezeiza se vio un ómibus pintado de celeste y blanco, sin techo y con la frases: "Vamos lento, porque el bronce pesa. Gracias Pumas por hacer realidad un imposible". Sin embargo los jugadores no usaron ese transporte y se retiraron con sus familiares. Se estima que el vehículo será utilizado mañana, para los distintos actos oficiales en los que participará el plantel. Hoy los jugadores podrán descansar con sus familias, y para mañana ya tienen programadas nuevas actividades. Temprano habrá una reunión oficial en el hotel Panamericano y luego se trasladarán a Olivos, donde los recibirá el presidente Néstor Kirchner.
El Mundial más importante de la historia de los Pumas se terminó. Pero empezó una nueva relación del rugby argentino con la gente.

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